El presidente de la República, José Raúl Mulino, anunció la llegada del primer vuelo de migrantes deportados desde Estados Unidos, que aterrizó este jueves 2 de febrero en el aeropuerto de Panamá Pacífico, en Howard, distrito de Arraiján. Se trata de 119 personas de distintas nacionalidades, trasladadas gracias a un puente humanitario financiado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Por ahora, los migrantes están en hoteles de la zona, pero muy pronto partirán hacia el albergue de San Vicente, en Darién, desde donde se espera su pronta reubicación mediante vuelos organizados por Estados Unidos. Mulino recalcó la importancia de Panamá en la gestión migratoria de la región y la estrecha coordinación con la OIM.
Calma en la frontera, pero con nuevos desafíosEl mandatario mencionó que en la frontera con Colombia reina una calma relativa: apenas 2,229 personas ingresaron por Darién en enero y 233 en lo que va de febrero. Sin embargo, alertó sobre un “flujo contrario” de migrantes que regresan desde el norte, lo cual implica retos adicionales para las autoridades.
Para manejar la situación, el ministro de Seguridad, Frank Ábrego, se reunió con autoridades de Costa Rica a fin de reforzar la cooperación y coordinar la llegada de migrantes a Paso Canoas, antes de trasladarlos a Lajas Blancas, en Darién. Además, el gobierno continúa ejecutando vuelos de repatriación en conjunto con Estados Unidos.
Repatriaciones al díaEl presidente Mulino destacó que ya se han llevado a cabo 45 vuelos de repatriación, enviando de regreso a ciudadanos de Colombia y Ecuador. Todo esto apunta a reducir la presión en los albergues, aunque el nuevo flujo de migrantes que regresan desde el norte podría plantear desafíos adicionales. Por ello, el gobierno insiste en reforzar la colaboración internacional para gestionar estos movimientos de personas de manera más eficaz.