El Gobierno de Panamá decretó el 5 de septiembre de cada año como el Día de la Mujer Indígena, con el objetivo de promover los valores, virtudes, cultura y tradiciones que ella aporta al desarrollo del país, por lo que la diputada de la Asamblea Nacional Petita Ayarza responde ‘El Preguntón’ de Mi Diario.
¿Cómo usted definiría a la mujer indígena?
“A la mujer indígena la definiría como una mujer solidaria, entregada a las costumbres y saberes culturales, con un amor hacia sus hijos y padres, siempre buscando soluciones y pensando siempre en apoyar al prójimo”.
¿Qué está haciendo usted por la mujer indígena desde la Asamblea?
“En la Asamblea tratamos de identificar y darle solución a los problemas en ciertas leyes. Hemos aportado bastante, por ejemplo, en temas de violaciones, a pesar de que en la comarca rigen otras leyes internas que atienden ese problema. Sin embargo, se realizan las consultas previas. Además, siempre vamos a estar allí para incluir algunos artículos relativos a la defensa de la mujer indígena”. La tasa de mortalidad materna en las comarcas es alta al no contar las mujeres con un sistema de salud que le favorezca.
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¿Tiene algún proyecto para combatir esto?
“En las comarcas existen pocos centros de salud y no es de ahora. Esto viene de arrastre. Pero también tenemos que reaccionar con nuestra medicina tradicional y actualizar también a nuestras parteras empíricas y por ello se está trabajando en superar y resaltar nuestros conocimientos ancestrales. Ya hay un anteproyecto de ley en que se está preparando, ya formaron la comisión. Pero estamos en esa lucha de si se hacen nuevos centros de salud también y que se nombre el personal, pues en muchos lugares se hacen los centros de salud, pero no hay personal”.
¿Qué opina sobre el aumento de los casos de violencia doméstica?
“Es triste eso. Creo que en vez de avanzar, estamos retrocediendo. Hay que enseñar desde pequeños a los niños sobre la no violencia hacia la mujer. En el caso de nuestras comarcas es silencioso y si se denuncia las mismas comunidades tienen sus fiscalías y se resuelven en el momento. Pero si llega a lesiones personales o femicidio, la Fiscalía de Narganá lo remite a la justicia ordinaria”.
¿Cuál es la situación en las comunidades indígenas donde aparentemente hay mucho machismo?
“El machismo no es de ahora, eso es ancestral. En las comunidades se puede decir que las mujeres son sometidas porque piensan que el hombre es el que lleva la casa y es el padre de sus hijos. Pero como dirigentes, nosotros mismos debemos involucrarnos para plantear cambios. Por lo menos, en Guna Yala se practica el matriarcado. Quizás antes no había conocimiento de los derechos y no había educación, por eso eran sometidas. Pero si te das cuenta nosotros mismos hacemos a los hijos machistas. Por lo menos estamos comprendiendo sobre género y educación en esta generación de conocimientos”.
¿Cómo es la situación actual dentro de la comunidad guna? ¿Se les respeta como mujer o la mujer está relegada a las cosas de la casa?
“Hoy en día se ven los pasos de la mujer, porque ya se van organizando y se ve que participan en los congresos. Antes estaban como dormidas. Mírenme, estoy en este sitio porque compartí diariamente con la gente, aunque haya sido por un partido político como el PRD, pero son pasos para llegar a decir que fui delegada, directorio y presidenta del área (CDN), para llegar a ser diputada del circuito 10-1”. Vemos que hay más hombres como saglas en la sociedad guna,
¿Cree que podemos tener saglas mujeres también?
“Hoy en día ya se está viendo grupos de mujeres, aunque pocos, opinando y participando en el seno del congreso. Y en Usdubbu ya hay una sagla administrativa y voceras. Y tengo entendido que la amiga Briseida Iglesias, también de Usdubbu y muy estudiosa de las molas y de historias sagradas, está estudiando para ser argar (intérprete). Pero podemos decir que otras, en sus comunidades, también se involucran en decisiones generales del pueblo. Baba y Nana (Gran Padre y Gran Madre) nos pusieron en esta Madre Tierra para apoyarnos y ser solidarios, colectivos y esa es nuestra cosmovisión y por eso seguimos resistiendo los embates de las influencias foráneas y recuperando nuestras fuerzas que casi nos quitan en 1925, cuando los policías panameños violaron a nuestras abuelas”.