El Arzobispo Metropolitano de Panamá, monseñor José Domingo Ulloa Mendieta, admitió que no pudo contener el llanto durante la homilía dedicada este sábado a los sacerdotes en momentos en que se libra una batalla en Panamá y el mundo contra la pandemia del coronavirus y hasta hizo una confesión.
En medio de la ceremonia a monseñor se le quebró la voz y entre sollozos, conmovido, continuó con la homilía la mañana de este sábado, 4 de abril.
“Si he llorado es de gozo por el don que Dios me ha regalado por los 36 años de sacerdocio”, dijo, pero enseguida explicó su pesar de ver que hay sacerdotes que han entregado su vida al sacrificio y al prójimo, pero que hay muchos otros sacerdotes que no han asimilado el don y la misión que se le ha otorgado.
Dijo que en estos momentos de crisis se ha acercado a muchas comunidades que no se han sentido queridas, ni atendidas por su sacerdote, otras que han idealizado a sus sacerdotes.
"De qué vale... Este ministerio que no es para orgullo propio, es para ponerlo al servicio de los demás...de que vale si estamos encerrados", dijo Ulloa.
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Admitió que se vive una situación especial, pero reiteró que “el sacerdocio es un ministerio para estar allá donde están las personas necesitadas, heridas, o luchando por sus vidas, no para pensar en nosotros”.
Pidió oración para transformar el corazón de los sacerdotes alejados de su misión.
“Debo confesarlo. Solo hay una cosa por la que siento envidia... de los párracos. El obispo queda solo al final”. Dijo que los párrocos tienen a esas parroquias que el Señor les ha puesto con su comunidad de feligreses.
Eso sí, dejó claro que “no hay parroquias de primera ni de segunda. Tan importantes son las parroquias ricas de Panamá, como las de Chilibre”, por ejemplo. “Toda parroquia es digna de que tenga a cualquier sacerdote. Ninguna es más importante que la otra, porque en cada parroquia viven los hijos de Dios”, dijo.
“Por eso, comunidad, siga orando por nosotros. Para que nunca nos acostumbremos a esto tan grande que el Señor ha puesto en manos tan débiles y tan frágiles, para que nunca nos creamos más que nadie”, manifestó el obispo.
“Mi orgullo no es ser Arzobispo de Panamá... Mi orgullo es haber sido bautizado un 7 de septiembre de 1957. Y haber sido ordenado el 1 de diciembre de 1983 por manos de Monseñor José María Carrizo Villarreal, de allí empecé a ser sacerdote para siempre”, dijo.
Admitió que “ser Arzobispo es una carga y una caga pesada”.
Ulloa dijo sentirse amado de Dios y es eso lo que le da fuerzas. “Y es lo que al final nos va a salvar en la medida en que vivimos a plenitud nuestro bautismo”, explicó.
Se animó diciendo que 'no puede estar triste el corazón que alaba a Dios', por lo que terminó cantando "Tú reinarás", con lo que aseguró que el Señor reinará sobre la pandemia.
Antes recordó que este domingo, 5 de abril, a las 8:00 a.m., será el oficio del Domingo de Ramos, en una ceremonia difundida por SerTV.
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