Los taxistas de San Miguelito ya no se sienten seguros. Las constantes amenazas, robos y la falta de vigilancia policial han provocado que muchos de ellos tomen una drástica decisión: evitar ciertas rutas y no trabajar de noche.
En un distrito donde la violencia es pan de cada día, los conductores que se ganan la vida transportando pasajeros han optado por dejar de ofrecer sus servicios en sectores que consideran peligrosos. Veranillo, Samaria y algunas veredas de Torrijos-Carter están entre las zonas “prohibidas” por miedo a ser víctimas de la delincuencia.
“Es una gran inseguridad entrar a esas veredas y las personas son inconscientes. Se ve mucha maleantería en San Miguelito, demasiada. En la noche todo es peor, no hay policías y los pocos que hay están siempre con el celular en la mano”, denunció un taxista, reflejando el sentir de muchos de sus colegas.
‘Me pusieron un arma en la cara’
El relato de otro conductor confirma la gravedad de la situación. “Yo era antes chofer de Veranillo-Río Abajo y me pusieron un arma en la cara. Eso es malo porque uno no sabe qué hacer. Así me pasó con el tipo que me robó, quedé frío”, narró con evidente frustración.
Este tipo de experiencias se han vuelto recurrentes, y ante la falta de respuestas efectivas de las autoridades, muchos taxistas han decidido poner límites a su jornada laboral, terminando su turno a las 7:00 p.m. para evitar ser víctimas de la delincuencia.
Pero en medio del temor, también hay quienes apuestan por un cambio real en la comunidad. Manuel Vargas, coordinador deportivo en San Miguelito, ha liderado iniciativas que buscan alejar a los jóvenes de la violencia a través del deporte.
“Hoy ellos escogen entre ser maleantes o ser deportistas. Nosotros, en este ámbito del deporte, tenemos que inculcarlo al 100%. A veces falta apoyo, pero el que obra bien, tarde o temprano es recompensado”, expresó Vargas, quien impulsa actividades como fútbol y karate para niños y adolescentes.
Mientras los taxistas piden mayor seguridad y patrullajes constantes, otros sectores de la comunidad buscan soluciones a largo plazo, brindando oportunidades para los más jóvenes y evitando que caigan en la delincuencia.