Desde el pasado mes de julio, miles de panameños han notado un aumento drástico en sus facturas de electricidad, producto de una decisión tomada por la Autoridad Nacional de los Servicios Públicos (ASEP) a inicios de año.
Esta medida obligó a Elektra Noreste S.A. (ENSA), la empresa que suministra energía al 41% del país, a comprar una parte significativa de su energía en el costoso mercado ocasional. El resultado: un incremento en los costos que los usuarios ya están sintiendo en su bolsillo.
La situación se originó en 2015 cuando la estatal Empresa de Transmisión Eléctrica (ETESA) adjudicó un contrato a la empresa Martano Inc. para construir una planta termoeléctrica que suministraría energía a ENSA y otras distribuidoras. Sin embargo, Martano no cumplió con la construcción de la planta, y durante años, la empresa intentó ceder los contratos que tenía. En febrero de 2024, Armando Fuentes, administrador general de la ASEP, instruyó a ENSA a firmar un nuevo contrato con Alternegy, una empresa del grupo Enfragen.
Este acuerdo redujo drásticamente el volumen de energía que ENSA recibiría, forzando a la distribuidora a comprar el resto de la energía necesaria en el mercado ocasional, donde los precios son significativamente más altos.
ENSA presentó un recurso de reconsideración, argumentando que los cambios incrementarían el precio de la energía al obligarles a adquirirla en el costoso mercado ocasional. No obstante, en marzo de 2024, la ASEP rechazó el recurso, confirmando la enmienda bajo las condiciones establecidas.
GOLPE AL BOLSILLO DEL PANAMEÑO
El impacto más inmediato de este cambio ha sido el aumento en las tarifas de electricidad.
ENSA, que antes pagaba alrededor de $64 millones anuales por la energía, ahora está pagando cerca de $98 millones al año debido a las nuevas condiciones.
Para los hogares panameños, esto se traduce en facturas más altas, lo que afecta el presupuesto familiar en un contexto donde el costo de vida ya es elevado. Antes de los cambios, ENSA pagaba $85.55 por megavatio hora de energía. Con el nuevo contrato, ese precio ha subido a $131.11, un incremento considerable que, sumado a la compra adicional de energía en el mercado ocasional, ha elevado los costos totales.
La raíz de este problema radica en la falta de cumplimiento por parte de Martano Inc., que debía construir una planta para generar energía termoeléctrica.
La empresa no logró cumplir este compromiso, y la ASEP permitió una serie de cambios contractuales que han resultado en una mayor carga económica para los usuarios de ENSA.
Desde noviembre de 2023, ENSA había advertido a la ASEP sobre los posibles efectos negativos de los cambios en el contrato, especialmente el impacto en las tarifas de electricidad. A pesar de estas advertencias, la ASEP continuó con las modificaciones, lo que obligó a ENSA a buscar energía en el mercado ocasional, mucho más caro y menos estable que los contratos a largo plazo.
Por dos meses, los panameños ya están experimentando el impacto de estas decisiones en sus facturas. La preocupación es que los costos podrían seguir aumentando, especialmente si el país atraviesa períodos de altas temperaturas, que incrementan el consumo de energía.
ENSA ha señalado que esta situación pone en riesgo la estabilidad del sistema eléctrico, ya que depender del mercado ocasional genera incertidumbre y dificulta la planificación a largo plazo para garantizar el suministro de energía a precios razonables.
“Siempre hemos alertado del problema que ocasiona mantener contratos sin claridad jurídica, lo que dificulta la planificación energética para el abastecimiento adecuado de la demanda, llevando finalmente a licitaciones parciales con efectos de subidas de tarifas cuando tenemos veranos fuertes”, afirmó la distribuidora.