En una coyuntura particular para su colectivo, el gobernante Partido Revolucionario Democrático (PRD), el expresidente Martín Torrijos se manifestó extensa y críticamente en lo que consideró sus reflexiones.
Este domingo 22 de enero, mientras la dirigencia del PRD se encuentra reunida en un directorio que se desarrolla en la ciudad de Santiago, en Veraguas, evaluando los estatutos del colectivo de cara a los próximos procesos electorales internos y nacionales, el exmandatario hizo duros señalamientos como que la democracia está debilitada, restringida y secuestrada, y a punto de desaparecer en ese partido.
“Como ya lo dijera hace algunos años, los torrijistas nunca debimos tolerar la crisis del sistema político, social y económico que vivimos desde hace ya un tiempo en Panamá. Con nuestras omisiones y nuestras acciones permitimos la degradación de la política y que la corrupción y el clientelismo se instalaran en la política en posiciones hegemónicas. Y eso le ha hecho un inmenso daño al país y a las familias panameñas”, inicia señalando el documento de Torrijos, quien se menciona como una de las figuras que buscará la candidatura presidencial por el colectivo del Gobierno.
Añade que hay un distanciamiento entre la dirigencia política del país y las necesidades de la gente. “Hoy existe un divorcio total entre las aspiraciones colectivas y el proceder de sus dirigentes, al extremo de que la mayoría de los panameños no se sienten representados por las personas que recibieron su voto y por ende su confianza”.
Esto, dice, se refleja en que las cifras de crecimientos que vive el país no la sienten ni disfrutan los ciudadanos, “que sienten y ven es cómo la riqueza se concentra en unos pocos y a ellos la plata cada día les alcanza menos. Sienten que sus necesidades quedan insatisfechas, mal atendidas o son definitivamente postergadas e ignoradas”, pondera el exmandatario.
Torrijos también se refiere a un malestar creciente y es la penetración latente del crimen organizado en todas las estructuras del Estado y la sociedad, así como la grave situación de la Caja de Seguro Social, cuyo programa de pensiones tiene los días contados si no se reforma.
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“¿Cómo es posible que hayan transcurrido diecisiete años desde que en mi administración se reformó la ley de la Caja del Seguro Social sin que nadie desde entonces haya tenido el valor de acometer su actualización?”, se preguntase cómo no ha habido capacidad para cohesionar esfuerzos.
Y, precisamente, en la coyuntura de la reunión que hoy desarrolla la dirigencia del partido en Veraguas, también lanza su petardo directo al exponer: “Los partidos no son solo lo que dicen sus estatutos, son la conducta de sus dirigentes y sus bases, son el papel que juegan ante las necesidades y aspiraciones de los ciudadanos de todo un país. Hoy existe una desconexión entre quienes dirigen el PRD y los miembros que lo integran, y, peor aún, entre esta dirigencia y la sociedad que la observa, valora y juzga cada día”.
En ese sentido, y sin dejar claras sus sonadas aspiraciones, expresa: “Es hora de que los toriijistas dejemos de mirar para otro lado como si aquí no estuviera pasando nada, como si aquí todo estuviera bien. Es hora de reconocer los errores y corregirlos. Es hora de dedicarnos a la tarea de reconciliar el país, de construir una sociedad donde no haya excluidos, de retomar el rumbo que hemos perdido. Es hora de recuperar Panamá y ampliar el futuro de los panameños. Porque esa debe ser la aspiración primordial del verdadero torrijismo”.
Y agrega que “el PRD está llamado a tomar decisiones que afectarán el futuro del colectivo. Ojalá se tomen a conciencia pensando en Panamá y su gente, pensando en el PRD de origen torrijista y de valores, no en un PRD clientelista y guiado por las ambiciones personales de sus dirigentes.
El PRD lo inspiró un gran hombre, Omar Torrijos, que lo fundó con un objetivo claro e insoslayable: servir a la toda la gente del país. Ese compromiso moral debe ser permanente y no es negociable. Estamos frente a la última batalla en la que se decidirá si prevalece el desprendimiento sobre el egoísmo, y si prevalecen las luces largas y la dignidad sobre las ambiciones individuales y coyunturales.
El torrijismo se defiende con actos de generosidad y se degrada ante el país cuando se usa como un escudo para esconder otros propósitos o cuando no se practica en gobierno y se invoca solo a la hora de las elecciones. No se trata de un éxito o de un fracaso electoral, lo que está en juego es el futuro de la Nación y a ella no le podemos fallar”.