Perder a un familiar tan cercano es una de las experiencia más difíciles que podemos enfrentar en nuestras vidas.
Pueden pasar muchos años, pero ese sentimiento de dolor y tristeza siempre estará presente, porque es como si a nuestro corazón le faltara un pedazo para poder ser feliz por completo.
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Aunque hayan momentos de felicidad, reuniones familiares, días especiales, habrá un vacío en el alma, pero hay un dicho muy especial que dice que solo morimos cuando nos olvidan, es por ello que siempre y cuando tengamos a un ser querido fallecido en nuestras mentes, ellos nunca se irán de nuestro lado, ya que estarán allí en todo lo que hacemos, aunque no los podamos ver.
Han pasado tres años desde que Nayla Jiménez perdió a su hijo Ethan Duval Jiménez, el niño de nueve años, que cursaba el cuarto grado en el Colegio San Vicente de Paúl en Los Ríos, por Colozal, quien murió cuando un árbol cayó encima del carro en el que era transportado aquel martes 22 de noviembre de 2016, en medio de la tormenta Otto.
En una reportaje de historias del programa Jelou en canal 2, la madre de Ethan rompió el silencio de aquella tragedia que marcó para siempre su vida y la de su familia.
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CÓMO OCURRIÓ LA TRAGEDIA
Ethan y su madre salían desde temprano de su casa en Arraiján para evitar que los agarrará el tranque que se forma todos los días en esta ruta hacia Panamá, por lo que llegaban mucho antes de la hora de entrada al colegio y mientras descansaban en el auto. Pero ese día todo fue diferente.
“Estaba durmiendo en el puesto del conductor y Ethan en la parte trasera, pero decimos cambiar los puestos cuando eso nunca había pasado. Yo me cambié para la parte de atrás y el niño se acomodó en el asiento delantero del pasajero y nos quedamos dormidos”, explicó.
A eso de las de las 6:45 a.m. Nayla escucha un estruendo y pegó un grito, el niño se despertó asustado, pero cuando acordaron ya tenían el árbol encima, la presión del enorme arbusto y el vidrio no fue soportado por el pequeño, mientras que a ella su cara le quedó frente a la lata del auto y no podía moverse, pero era tanto la angustia de saber de su hijo que buscó la manera de salir por un espacio muy pequeño.
“Estaba desesperada, no podía ver ni escuchar a mi hijo. Como pude salí por una ventanita, pero aún así no lograba verlo, por lo que ingresé nuevamente hasta que pude tocar su mano y le decía, soy tu mamá ya te vamos a sacar y le pedía a Ethan que por favor me respondiera que me dijera si estaba bien, pero nunca atendió a mi llamado”, explicó con lágrimas Nayla.
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ESCUCHÓ LA VOZ DE SU HIJO
Nayla también recordó que ese día fue trasladada al hospital para recibir atención médica y cuando estaba en el baño escuchó la voz de su hijo que le decía que tenía que ser fuerte.
“Estuve tres meses en cama, no salía, no quería saber de nada ni de nadie, pero llegó un momento en el que tenía que levantarme por mi madre y mi esposo que siempre me han apoyado, pero sobre todo por mi hijo, ya que desde el cielo a él no le hubiese seguido gustando verme así como estaba”, expresó la valiente madre que lucha todos los días para vivir con un dolor que nunca podrá ser superado.
Añadió que cuando volvió a levantarse regresó a su trabajo y todo fue cambiando con el tiempo. Nació Astronautastropicales, un ‘blog’ de viajes que tiene como lema “La vida es una gran aventura o nada, Ethan always”, fue creada en memoria de su hijo quien soñaba con ser astronauta, le gustaban las aventuras y quería conocer muchos lugares del mundo.
Gisella Martínez, abuela de Ethan, también pudo brindar una palabras conmovedoras durante la entrevista, le dijo a su hija que si ella estaba mal, ambas lo estarían, y hasta le leyó un poema.
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Recordó que: "un día antes de la tragedia el niño salió al patio y vio al cielo celeste, luego me abrazó y me preguntó, "Abuelita quién está allá arriba y yo le dije que estaba Papá Dios, entonces me dijo: “Ah, entonces cuando una muere no se está solo”, lo que relacionó después del incidente como una señal del pequeño.
Alegre, divertido y amigable, así era el pequeño Ethan Duval, quién ya tendría 12 años, pero ahora desde el cielo está cuidando a las personas que lo amarán y recordarán por siempre.
En su momento se cuestionó al Ministerio de Educación, porque frente a la situación de la tormenta ”Otto”, donde lluvias y fuertes vientos azotaban al país no se ordenó la suspensión de clases desde la noche anterior, sino a las 7:00 a.m. del mismo día, cuando ya muchos niños estaban en los colegios y después que había ocurrido esta lamentable tragedia.
También se cuestionó al Ministerio de Obras Públicas y otras entidades, porque supuestamente al árbol ya le habían cortado raíces por un ensanche en la carretera, y no se estaban ejecutando como debieran las talas de árboles enfermos o viejos que pudieran resultar un peligro latente.
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