Desde hace mucho los niños y adolescentes de Panamá y del mundo tienen consagrados una serie de derechos. Entre ellos está el de la identidad, que está garantizado por el Estado luego de que nacen y sus padres cumplen con los debidos registros.
Sin embargo, en pleno siglo XXI, y no muy lejos de la ciudad capital, hay cientos de niños a quienes se les ha venido negando ese derecho fundamental.
Ha sido gracias a un censo de la Organización de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés) en conjunto con entidades estatales que coadyuvan con el Plan Colmena, para identificar y atacar la pobreza, que en el distrito de Capira, provincia de Panamá Oeste, se ubicó a más de 400 niños en esta condición. En otras palabras, no existen ante la ley, porque sus padres no los han registrado.
Y si bien su detección es oportuna, no deja de preocupar que en tiempos de tantos avances tecnológicos esto ocurra en nuestro país. Un niño no registrado es un ser humano sin atención médica, sin escolaridad y sujeto a violaciones mayores a todos sus derechos.