La preocupación por las posibles pérdidas debido a las prolongadas lluvias en la producción de arroz al este del país se extiende desde Pacora hasta la provincia de Darién y podría estar calculada entre un 10 a 15%, tomando en cuenta que el costo de producción de arroz por hectárea está entre 2 mil 500 a 3 mil dólares por hectárea.
La zozobra entre los productores se incrementa aun más luego de la medida del Gobierno de eliminarle algunos apoyos estatales y muchos son los riesgos, incluyendo las lluvias, donde ellos deben asumir las pérdidas. Aseguran que los bancos no perdonan y que una vez se reflejen las pérdidas y no tengan cómo pagar, estas entidades crediticias van embargando sus fincas y patrimonios familiares.
El tema fue abordado con mucha preocupación por el ingeniero César Cruz, productor de arroz, ganadero y expresidente de los arroceros de Panamá Este y Darién.
Cruz dijo que uno de los primeros efectos negativos de la lluvia sobre la producción de arroz es que el grano tiene que estar seco para poder cosecharse, porque si no la máquina lo expulsa. “Se ha perdido mucho arroz caído por las lluvias. Los cultivos a orillas de los ríos, quebradas y corrientes de agua son los que han sufrido más. Se han dado inundaciones de parcelas completas y esto refleja pérdidas considerables para el sector arrocero del país”.
Esto ha mermado considerablemente la producción y el rendimiento reflejado en las cosechas, agregó Cruz. Dijo que mientras llueve las máquinas se han tenido que quedar paradas hasta por cinco días y esto va acumulando trabajo. Asegura que el exceso de agua por las lluvias, aparte de afectar los cultivos de arroz, también ha impactado el sector ganadero. “A los animales le da cojera, afecta sus pesuñas, las reses no se pueden alimentar bien.”, agregó.
A criterio suyo, dijo que en conclusión las lluvias han traído efectos muy negativos sobre la producción de arroz y, por ende, pérdidas considerables. “Ha llovido demasiado, nos hemos ido al otro extremo, hace meses atrás necesitábamos lluvias, ahora el agua ha inundado las plantaciones”.
En cuanto al apoyo estatal, dijo que le están eliminando las compensaciones, quitándoles la rentabilidad, sin considerar todos los riesgos a los que se tiene que enfrentar. “El riesgo de perderlo todo es muy grande. Como mínimo el riesgo de tener una pérdida representa de un 10 a 15%, casi unos 500 dólares por hectárea sembrada, siendo algo conservador” .
Se preguntó que ahora quién asume, por ejemplo, los 300 dólares que se pierden por aquí, los $400 por allá, o los $500 acá de cada parcela que perdió un productor por hectárea debido a las lluvias u otra situación, pero que “eso no lo ven” , señaló con incertidumbre.
Dijo además que los bancos no tienen contemplación, ellos van hipotecando las fincas y todo “nuestro” patrimonio, si no cumplimos con los compromisos económicos adquiridos para poder producir el grano, el más importante en la mesa y alimentación del panameño.