Cantan como “angelitos”, no pueden ver los rayos del sol y oran las 24 horas del día.
Son las hermanitas del Monasterio de la Visitación de Santa María que hoy cumplen 95 años de estar en Panamá.
Debido a esto el Arzobispo de Panamá, José Domingo Ulloa le dedicó la misa matutina, que desde la cuarentena por el coronavirus lleva a cabo desde su casa.
El arzobispo rezó por todas las monjas de claustro que hay en el país y en especial por las del Monasterio de la Visitación de Santa María de Las Cumbres.
Estas hermanitas son las encargadas de hacer todas las hostias que se reparten en las iglesias del Arzobispado de la República de Panamá.
Pero además son muy apreciadas y conocidas porque nunca salen de las dos hectáreas que ocupan en Las Cumbres y porque rezan y rezan sin parar.
Cuando se va al monasterio de Las Cumbres es común ver como las personas se acercan y dejan mensajes e inclusos papelitos para que las monjitas intercedan por sus necesidades.
Ellas celebran con el silencio, la oración, los cantos y nunca salen.
Mi Diario trató de conversar hoy con la madre María Isabel, encargada de las 15 monjas que aproximadamente hay en el Monasterio, pero una persona allegada comentó que estaban en sus celebraciones.
“Deben estar rezando el doble, ornando el doble y haciendo un doble silencio, porque es su forma de celebrar y agradecer a Dios por estos 95 años”, comentó una persona allegada a las hermanitas de la Visitación de María.
Para las monjitas el día arranca a las 4:15 a.m. y sus misas generalmente son a las 6:00 a.m. y a las 6:00 p.m.
El Monasterio de la Visitación de Santa María es una orden que lleva 405 años de instaurada en el mundo y está presente en Panamá hace 95 años.
El inmueble que alberga a la congregación panameña fue levantado en 1959, cuando la orden de monjas dejó el edificio original, fundado en 1925 en Bella Vista, donde actualmente opera el colegio Primer Ciclo Panamá, por dos hectáreas en Las Cumbres rodeadas de naturaleza y libradas del bullicio citadino.
En Panamá, además de las monjitas de la Visitación hay otros monasterios de clausura. Son como cuatro.
Su vida contemplativa es muy curiosa porque si ellas evaden la clausura se exponen a la excomunión por el Papa Francisco, en este caso.
Mientras la mayoría de las personas en Panamá tratan de sobrellevar el encierro por la pandemia del conronavirus y cuentan los días para salir a la calle, estas monjitas aunque levanten la medida, su vida de claustro seguirá siendo igual, rendidas ante la oración y con su hábito blanco del que solo dejan ver sus ojos.