En los últimos días, la rectora de la Universidad Autónoma de Chiriquí (Unachi), Etelvina Medianero de Bonagas, ha sido blanco de duras críticas por parte de diputados que, en una decisión sin precedentes, suspendieron todos los traslados de fondos destinados a la Unachi. En la misma línea, estos legisladores han solicitado una auditoría forense para investigar posibles irregularidades en la gestión de Bonagas durante los tres años que lleva al frente de la universidad.
La situación se complicó aún más cuando el presidente de la República, José Raúl Mulino, se sumó al coro de críticas. Durante su conferencia de prensa semanal, el mandatario no se contuvo al expresar su descontento con la gestión de Bonagas, calificando a la Unachi como un “cuartel de invierno del PRD” y sugiriendo que la universidad merece una administración más transparente y eficiente. Mulino fue más allá al advertir que cada vez que la rectora hace declaraciones públicas, abre la puerta a investigaciones más profundas por parte del Ministerio Público.
“Buena esa Señor Presidente José Raul Mulino”!👏🏾👏🏾👏🏾 pic.twitter.com/pXNfclP3gw
— Omar Singh (@OmarSingh030527) August 15, 2024
Uno de los puntos más críticos en esta historia es la relación de Bonagas con el Partido Revolucionario Democrático (PRD). En la planilla de la Unachi figuran nombres de varios militantes del PRD, algunos de los cuales han estado envueltos en controversias por doble salario y otros privilegios. Entre ellos destaca Francisco Vigil, quien, a pesar de haber sido director de la Autoridad Nacional de Descentralización, continuaba recibiendo un salario de la Unachi. Estas situaciones han alimentado la percepción de que la universidad ha servido de refugio para miembros del PRD.
Las denuncias sobre la gestión de Bonagas no son nuevas, pero en esta ocasión parecen haber alcanzado un punto crítico. Los diputados, que en otros tiempos apoyaban fervientemente a la rectora, ahora se distancian de ella, y en la Asamblea ya se discute una propuesta de ley que busca eliminar la reelección inmediata de los rectores en las universidades públicas del país.
Este cambio de actitud por parte de la Asamblea y el Ejecutivo podría marcar el principio del fin para la rectora de la Unachi, quien hasta ahora había logrado mantenerse en su cargo gracias a sus conexiones políticas. Con la solicitud de una auditoría forense y la creciente presión pública, el futuro de Bonagas al frente de la Unachi se ve más incierto que nunca.