Da tristeza que nuestro país tenga dos sistemas educativos. Uno que funciona, pero que es caro, y otro que está carcomido por la politiquería.
Desde hace más de 20 años, el periodo escolar arranca con escuelas deterioradas y penurias por todos lados, mientras los políticos se aparecen el primer día de clases y leen el mismo discurso en una hojita de papel de la ministra de turno.
Ni para eso hemos sabido aprovechar la tecnología en los colegios públicos. Hoy día sería fácil que todas las escuelas estén interconectadas, pero las cosas siguen iguales y hasta peores que hace 20 años.
Lo terrible: Los muchachos siguen desertando de la escuela, pese a la beca universal y las portátiles, los docentes exigen más salarios y los políticos ven cómo se aprovechan de cada necesidad.
Ya no sabemos qué pasó con Panamá Bilingüe y la jornada extendida, pero las nuevas autoridades hablan de estudiar sin hambre y afianzamiento de lectura y escritura, lo que evidencia la falta de continuidad y la política en la educación.
