Cuando Juan Mendoza, un joven residente en San Miguel Centro, una comunidad ubicada en las montañas coclesanas, a una hora y media de la ciudad de Penonomé, terminó su escuela secundaria, se puso como meta viajar a la capital, conseguir un empleo de día e ir a la universidad de noche.
En la UTP
Juan se fue a Panamá, se matriculó en la Universidad Tecnológica en la licenciatura en Comunicación Ejecutiva Bilingüe, tenía todo listo, pero cuando llegó la pandemia tuvo que volver a su pueblo natal, pero cuando la universidad anunció el inicio de clases virtuales, no dudó en seguir adelante con su sueño.
Pero en San Miguel no tenía señal y para poder estudiar debía caminar todos los días alrededor de una hora montaña adentro a un sitio elevado al que llaman Puerto Frío, allí había señal. Como se matriculó en la noche, sus clases comenzaban a las 5:00 de la tarde hasta las 10:00 de la noche, así que en medio de la más negra noche recibía clases en su celular acompañado por alguno de sus hermanos o un primo.
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Tenacidad
Según nos cuenta Juan, había ocasiones en las que se quedaba hasta la medianoche o una de la mañana, pues había tareas o investigaciones pendientes que solo podía hacer allá, pues el resto del día no tenía señal y las que eran en grupo debía enviarlas temprano a sus compañeros.
Así pasaron casi tres semanas, pero se dio cuenta de que ese método tarde o temprano sería agotador y buscó otra forma de poder seguir estudiando, por lo que con el apoyo de una amiga se mudó a Chiguirí Arriba, a casa de la abuela de un compañero de la Pastoral Juvenil y desde allí cada noche sigue sus estudios.
Una oportunidad
Juan es solo un ejemplo de las múltiples necesidades que hoy en día enfrentan los jóvenes en las áreas apartadas y de difícil acceso de la provincia de Coclé, que siguen su educación universitaria a través de plataformas virtuales.
Algunos han tenido que abandonar sus estudios, pues deben moverse a puntos donde hay señal y la falta de estructuras, las lluvias y la escasez de dinero para recargar los teléfonos les impiden seguir sus sueños.
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Datos
Juan Emmanuel Mendoza Ovalle estudia de noche para culminar su carrera universitaria.
Tiene 18 años de edad.
Cambió su celular con su hermano mayor, pues el suyo no tiene capacidad para el programa Microsoft Team.
Si tuviera una computadora, le sería más fácil poder estudiar y hacer sus trabajos.
Vive con su mamá y seis hermanos.
(Con información de Edilsa González Roca)