En David, Chiriquí, representantes de organizaciones católicas de Estados Unidos, Centroamérica y Panamá se reunieron para diseñar estrategias integrales de protección y asistencia a migrantes que retornan tras ser impedidos de ingresar a Estados Unidos. La reunión, liderada por Monseñor Luis Enrique Saldaña, obispo de la diócesis de David, se centró en abordar la compleja realidad de los migrantes deportados, quienes enfrentan frustración y pérdida de esperanza.
Las organizaciones han implementado un programa de asistencia humanitaria que incluye atención médica, provisión de medicamentos, entrega de ropa, apoyo psicológico y acompañamiento integral. Dos campamentos de asistencia migratoria ya están en funcionamiento: uno en la Escuela Medalla Milagrosa en Panamá y otro en el sector fronterizo de Paso Canoas en Costa Rica. Estos centros han brindado atención a más de 100 migrantes irregulares retornados de Estados Unidos.
Monseñor Saldaña destacó la importancia de buscar un camino conjunto para acompañar a los migrantes, reconociendo la difícil realidad de quienes regresan con decepción, tristeza y dolor. La iniciativa busca proporcionar un apoyo integral a esta población vulnerable, ofreciendo no solo recursos materiales, sino también un espacio de contención y reconstrucción de esperanzas.