Transcurrían las primeras horas de la mañana del martes 3 de octubre de 1989 en aparente normalidad cuando de repente disparos de un Tanque V-300 hacia la fachada superior del Cuartel Central ubicado en ese entonces en el sector de El Chorrillo dieron los primeros avisos de que algo estaba por suceder.
Minutos despúés, allí, en el interior del principal fortín de las entonces Fuerzas de Defensas un grupo de al menos 10 militares de mandos medios encabezados por el entonces Mayor Moisés Giroldi Vega cansados de los problemas que atravesaba el país y que eran achacados al régimen político-militar que se vivía en aquellos años habían tomado la decisión de captur al General Manuel Antonio Noriega, a sus escoltas y tropas cercanas con la intención de sacarlos del poder. Definitivamente era otro intento de golpe de estado.
Según versiones de varios allegados a los golpistas de aquella época, el plan era entregarle a Noriega a los Estados Unidos para “salvar del desprestigio a la institución”. Además, se realizarían nuevas elecciones, se restauraría la democracia y la economía, entre otras cosas. Ninguna de esas cosas sucedió.
Al menos en sus primeras horas, la intentona parecía surtir efectos positivos. Varias notas que se han escrito al respecto señalan que Giroldi, Jefe del Batallón Urracá y sus compañeros de misión lograron tener preso a Noriega quien era su compadre y hasta había sido su padrino de bodas. Sin embargo, el entonces ‘Hombre Fuerte’ logró, de alguna manera persuadirlo y poco a poco el plan fue perdiendo fuerza pasada las horas del mediodía.
Se cree que los golpistas tenían un acuerdo con los gringos quienes debían buscar en un helicóptero a Noriega, pero eso no se concretó lo que hizo perder fuerza al golpe y devolverle la confianza a las tropas leales.
“Aunque los periódicos informaron que Estados Unidos había apoyado el movimiento, bloqueando varias vías de acceso a la ciudad, el propio gobierno de George Bush lo negó. Lo cierto es que, según han contado algunos familiares de los caídos, la falta de apoyo del Ejército de Estados Unidos marcó la suerte de los soldados panameños”, señala una nota del Diario La Prensa publicada hace exactamente 10 años.
TORTURADOS Y ASESINADOS
Luego de retomar el control y de que Noriega apareciera públicamente ante los medios, los golpistas fueron apresados acusados de traidores e insoburdinados.
Además de Giroldi estuvieron encabezando el golpe el capitán Jorge Bonilla Arboleda; los mayores Juan Arza Aguilera, Leon Tejada González, Edgardo Sandoval Alba, Eric Murillo Echevers y Nicasio Lorenzo Tuñón; los tenientes Francisco Concepción e Ismael Ortega Caraballo; así como los subtenientes Feliciano Muñoz Vega y Dioclides Julio.
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La mayoría de ellos fueron torturados antes de ser llevados a un hangar en Albrook Field, donde fueron fusilados con ametralladoras M-16 y pistolas 9 milímetros ese mismo 3 de octubre.
A Giroldi, quien de buena fe le había perdona la vida a Noriega, lo asesinaron la madrugada del 4 de octubre en el cuartel de Tinajitas. Una ráfaga de ametralladora dejó más de 15 orificios en su cuerpo.
Otras 74 personas entre militares y un civil que supuestamente también apoyaban a los golpistas fueron detenidos y trasladan a la Cárcel Modelo, donde estuvieron por 25 días antes de ser trasladado a la Isla de Coiba, lugar en el que permanecieron incomunicados y en condiciones infrahumanas hasta diciembre de ese año.
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"Pasarán 20, 30 ó 40 años, y yo igual voy a pedir justicia”, señaló Giselle de Bonilla, esposa del capitán Bonilla en la misma nota de Eduardo Mendoza y Ana Teresa Benjamín aparecida en La Prensa el 3 de octubre de 2009.
¿ALGUIEN PAGÓ POR ESA MASACRE?
Dos meses después, Estados Unidos invadió Panamá y derrocó el régimen de Noriega. Se instauró la democracia y Guillermo Endara Galimani tomó posesión como Presidente de la República.
En 1996, tras un juicio, Asunción Gaitán, Gonzalo Chalo González y Evidelio Quiel Peralta fueron condenados a 20 años de prisión por su participación en la masacre. A Noriega se le dieron 15 años por el delito contra la libertad individual. El resto de los imputados entre los cuales estaban Sergio González Barrios, Francisco Ávila, Lenín Miranda y Aristides Córdoba fueron declarados inocentes.
“Yo espero que a ellos les pese el recuerdo de los disparos que hicieron”, dijo en un momento la viuda de Bonilla. “Que ese recuerdo les quite el sueño y los acompañe hasta el último día”, agrega.