Con el fin de año a la vuelta de la esquina, las familias panameñas hacen malabares para organizar sus celebraciones. Algunos insisten en mantener la tradición hogareña, reuniendo a todos en casa para recibir al Niño Jesús, mientras otros consideran que pasar Navidad o Año Nuevo en un hotel podría ser un respiro del ajetreo de la cocina y la organización.
“Para mí, la Navidad es sinónimo de familia. No es lo mismo estar en un hotel que rodeado de tus seres queridos en el hogar”, comenta una ciudadana, asegurando que la esencia se pierde lejos de la casa. Otro panameño admite que un hotel puede ser un escape agradable, pero al final “la unión familiar pesa más que cualquier comodidad”.
Desde el punto de vista turístico, la historia es variada. Fernando Machado, presidente de la Asociación Panameña de Hoteles (Apatel), afirma que las reservas en la ciudad de Panamá lucen bien, mostrando un leve aumento respecto al año pasado, con una ocupación del 56.7% hasta octubre. Sin embargo, en el interior del país el panorama es distinto. Allí, la demanda parece haberse enfriado, generando preocupaciones sobre la próxima temporada.
Las proyecciones para el 2025 son optimistas, pero se reconoce que hay tareas pendientes. Apatel sugiere reforzar estrategias promocionales para atraer más turistas, especialmente hacia el interior del país. El verano y las vacaciones escolares se perfilan como el momento clave para impulsar el turismo interno y ofrecer un empujón a la economía regional.
Mientras tanto, las tradiciones familiares seguirán marcando el ritmo para muchos. Ya sea en casa o disfrutando de las comodidades de un hotel, lo importante sigue siendo celebrar con alegría y en compañía de quienes más importan.