Algo nuevo está pasando en Colón, donde luego de más de una semana de paro, las medidas de presión se mantienen a pesar de que el presidente de la República y una considerable comitiva de Gobierno llegaron a esa región del país prometiendo el desarrollo de obras pendientes y enlistando otras que ya estarían en marcha.
Lo que ocurre en la región que más aporta al Producto Interno Bruto (PIB) del país, solo superada por la provincia de Panamá, dice mucho. Y es que la desconfianza en las más altas autoridades nacionales es evidencia de que los ciudadanos ya no son los tontos a los que se puede marear con mesas de diálogos y promesas huecas.
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Es casi seguro que lo de Colón se replique en otras regiones del país, y no dejan de ser preocupantes las consecuencias dada la probada incapacidad del actual Gobierno en dar respuestas y satisfacer las necesidades de la población.
Esta rebeldía debe ser tomada en cuenta por esos políticos acostumbrados a prometer y no cumplir, porque está visto que los panameños se han hartado de que los tomen de congos.