Biodiversidad, manejo de la basura, falta de políticas públicas, oportunidades en el reciclaje y la tecnología al servicio del tratamiento adecuado de los desechos, incluyendo los de alta peligrosidad, fueron partes de los múltiples aspectos abordados durante el foro “Retos de la gestión integral de residuos: Los cambios de hoy para un futuro sostenible”, evento desarrollado recientemente en la ciudad de Panamá.
Un panel de expertos en distintas temáticas, que incluyó a la ex vicealcaldesa y ambientalista Raisa Banfield; al empresario y presidente de Recicladora Nacional de Panamá, Julio Arce; y al director de Desarrollo de Negocio de Veolia Colombia-Panamá, Pablo Aledo, fue el encargado de exponer la realidad del país en materia de política medioambiental, de disposición de la basura, las crecientes iniciativas en materia de reciclaje y las grandes inversiones que ya se están haciendo para avanzar hacia un manejo integral de los desechos.
Con base en su experiencia en la administración pública, Banfield lamentó la falta de políticas públicas dirigidas a crear un sistema de manejo y tratamiento de desechos a todos los niveles. Ello pese a que la ciudad de Panamá es una de las que más desechos, per cápita, genera. “El 70% de lo que botamos es plata y lo mandamos a un relleno sanitario”, dijo.
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Julio Arce, quien desde el 2005 abrió su empresa de reciclaje, expuso que en ese entonces había poca importancia hacia ese tipo de iniciativas, pero con el tiempo ha ido cambiando para bien. Sin embargo, pidió que los avances en esta materia sean más acelerados. Pidió promover iniciativas legales para la promoción de los productos terminados a base de plástico reciclado, lo que haría más atractivo el manejo de este desecho.
Por su parte, Pablo Aledo, representante para Panamá y Colombia de Veolia, empresa que maneja el relleno sanitario de La Chorrera a través de la empresa EMA, comentó que -en base al trabajo que ellos realizan- el manejo de los desechos se está haciendo. “La empresa cuenta con tecnología y tiene un buen capital humano”, acotó.
En el evento promovido por la compañía Veolia, se presentó la más reciente innovación de la empresa, que se trata de una celda para el tratamiento de residuos peligrosos ubicada en el denominado Parque Tecnológico Ambiental “El Diamante”, en Playa Chiquita de La Chorrera.
Aledo expuso que la estructura permite atender desechos peligrosos de cualquier parte del país, a diferencia del servicio ordinario, que solo para el Municipio de La Chorrera.
Invitó a la comunidad a conocer la gestión en el manejo de los residuos, como lo vienen haciendo desde hace tres años cuando asumieron las operaciones de la empresa EMA. “La Chorrera sería el ejemplo de lo que se puede hacer”, consideró.
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Jhon Jairo Martínez, director de Operaciones de Gestión de Residuos de Veolia, al referirse a las expectativas de la empresa expuso que la apuesta es nacional y que el país tiene una oportunidad de crecimiento desde el punto de vista ambiental muy interesante.
Sobre el área de El Diamante y sus funciones explicó que esta celda de seguridad recién inaugurada tiene cobertura nacional, brindando una opción a todo el país con el tema de residuos peligrosos, como explosivo, tóxicos, contaminantes generados por la actividad industrial y que no pueden ser tratados adecuadamente en un relleno sanitario.
“Queremos que las comunidades, colegios y universidades vayan a los parques para que vean lo que estamos haciendo porque esa transparencia es importante. Ofrecemos a nuestros clientes transparencia, calidad, experiencia y un trato específico para los diferentes residuos”, manifestó Martínez.
Al referirse a la experiencia panameña en el abordaje de los desechos, continuamente criticado, ponderó que el país se está enfrentando a un cambio que ya se ha dado en otros países, pero que en otros ni siquiera han comenzado.
“Hay que valorar que se está comenzando a hacer frente a un problema global, de humanidad, que implica que todos entendamos que debemos costear los servicios ambientales, lo que antes no se hacía”, dijo.
Destacó que ese aprendizaje conlleva que se entienda que un servicio de calidad tiene un costo. “La sociedad, los usuarios, la comunidad, como los clientes industriales, están empezando a entender que ese es un cambio necesario”, acotó.