El Gobierno de “Nito” Cortizo gobierna en medio de una pandemia, pero sin ninguna oposición porque tiene mayoría política y ha nombrado a todo al que ha querido en su administración.
Del otro lado están los políticos de la llamada oposición, que se organizan internamente en medio de pugnas feroces por el control de los partidos y el subsidio electoral público, que es lo único que parecen pelearse.
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Si el Gobierno anda sin rumbo, la oposición ni se diga.
La mayoría de los partidos son mudos, no presentan propuestas y no han podido, a medio término del mandato de Cortizo, crear una narrativa que atraiga al electorado joven y a los que están cansados del desastre actual.
Los problemas de nuestra democracia son reales y si la oposición no articula su discurso y se plantea actuar en bloque, las amenazas que representan el Loco y un vicepresidente con ansias de poder, no solo tendremos una epidemia en salud, sino que estaremos “picados” por una profunda división social y una galopante corrupción.