Kenia Luque vivió para contar un cruento ataque contra su vida, aunque las secuelas son evidentes.
Desde ese día todo cambió y vivir hoy con una discapacidad no le ha sido fácil; ha limitado su convivencia personal.
Y aunque las consecuencias en su anatomía son serias, el trauma psicológico que vive es una herida que a diario perturba su corazón.
Sobre todo cuando piensa que sus verdugos, cegados por el dinero y la avaricia, fueron sus propios familiares.
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Para agregar más sal a la herida, quienes le causaron tanto daño se encuentran en libertad, favorecidos por la justicia.
Los hechos
Este caso tuvo su génesis en la lucha por un terreno, ubicado en la comunidad de Barreta, en el distrito de Olá, provincia de Coclé, que había pertenecido a la abuela de Kenia y que esta, al morir hace cuatro años, le heredó a su hija Melfis Vega, de 49 años, madre de Kenia.
Pero la tierra también era deseada por Judith González, prima hermana de Melfis, por lo que el 6 de mayo de 2019 ambas sostuvieron una discusión que terminó en enfrentamiento físico.
Tres días después, el 9 de mayo, Melfis llamó a su hija hasta Paso Blanco de Pacora para que la llevara al médico para atenderse los golpes y porque se había quedado sin plata.
Kenia tenía pocos minutos de haber llegado a Barreta cuando su tía Judith subió con machete en mano con la intención de agredir a su mamá, pero en ese momento la señora Melfis tenía en brazos a una nieta de año y medio (hija de Kenia). Al ver que su tía venía con el machete, ella se lanzó a un costado del suelo para evitar que fuera cortada.
“Hoy las mato y a esa chiquilla te la mato y el que se meta, toma”, vociferaba Judith, narró a este medio Melfis, con lágrimas en los ojos, mientras estaba sentada en una silla mecedora.
En medio de los gritos, Kenia encaró a su tía, quien la agredió con el machete cercenándole su mano izquierda.
Contó que ella solo sintió el golpe, pero no sabía que había perdido su mano. “Yo me di cuenta cuando me eché hacia atrás”, dijo Kenia, de 32 años y madre de 4 hijos.
No conforme con esto, Judith nuevamente cortó a su sobrina en la clavícula derecha, provocándole una herida en donde le agarraron 72 puntos.
Malherida, intentó defenderse con un palo, pero el hijo de Judith (su primo), que entonces tenía 17 años, agarró el machete y la cortó en el brazo derecho.
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Minutos de agonía
Fueron unos 30 minutos que Kenia esperó para ser sacada de la comunidad en auto hasta el Hospital Aquilino Tejeira en Penonomé.
Contó Melfis que un señor que estaba en silla de rueda, en Barreta, le hizo unos torniquetes para parar la sangre.
Durante el camino ya Kenia perdía la conciencia, por lo que su mamá le decía que aguantara.
Toda ensangrentada, y pensando que moría, como pudo se subió a la camilla y de ahí la llevaron al salón de operaciones donde pudieron salvarle la vida, aunque ya su mano izquierda no la tenía.
Ella, luego de estas marcas que tiene para toda la vida, solo espera justicia porque los daños emocionales, físicos y hasta patrimoniales son evidentes.