La muerte de la joven Belinda Vargas en El Cacao de Capira, ahogada mientras cruzaba a nado un río cuando se dirigía a su casa procedente de la escuela, sería como un corolario de las críticas que se vienen dando por la condición de vulnerabilidad de muchos estudiantes de áreas de difícil acceso.
¡Qué tristeza que para superarse académicamente y romper los círculos de pobreza, exclusión y marginación nuestros niños y jóvenes de zonas rurales del interior del país y de las comarcas deban poner en riesgo sus vidas!
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Este es un precio que ningún estudiante debiera pagar en un país como el nuestro donde, si bien los recursos económicos no son infinitos, muchos millones son birlados en corrupción, incapacidades o simple burocracia.
Es cierto que la geografía del país es compleja y que el Meduca no puede tener una escuela en cada comunidad, pero ya es hora de que como país tengamos un plan integral de estudio para niños y jóvenes de estas regiones, que evite que arriesguen sus vidas en la búsqueda de su superación.