Tras el comunicado de la Cámara de Comercio e Industria de Panamá (Ccip) sobre que debemos eliminar las restricciones que hemos creado artificialmente para carreras como ingeniería, arquitectura, abogacía y medicina. Al limitar la práctica de profesionales externos, y no contar con una educación de calidad mundial, limitamos la capacidad del país de aumentar el conocimiento, la innovación y la tecnología, además de disminuir nuestras ventajas competitivas, algunos profesionales panameños salieron al paso.
Para Juan Carlos Araúz, presidente del Colegio Nacional de Abogados, la abogacía organizada rechaza cualquier tipo de liberalización, si bien es cierto hay deficiencias en la formación universitaria, la solución nunca será el desplazamiento de los 25.000 abogados existentes, hay tareas como una nueva ley de la abogacía , supervisión más comprometida de las universidades y un régimen disciplinario más eficiente, pero el deber de fortalecer el talento panameño depende del poder político que debe dinamizar el sector jurídico implementando una cultura de competitividad basada en la calidad del servicio prestado. Apostamos a ser mejores sin liberalizar las profesiones.
Mientras que el abogado Alfonso Fraguela de igual forma cuestionó el comunicado de prensa de la Ccip, aduciendo que traer talento extranjero le hace suponer dos cosas: "que no hay personal calificado o requieren mano de obra barata, para ganar más. Esa fisura que se pretende hacer puede ocasionar un detonante de proporciones bíblicas. Al gobierno que se pare firme”, indicó el jurista.
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La Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá, envió el comunicado donde explicó que observó con atención el análisis reciente del economista Ricardo Hausmann sobre la economía de nuestro país, coincidiendo con él en la necesidad apremiante de atraer talento proveniente de otras naciones para afianzar nuestras oportunidades de avance como sociedad.
El crecimiento económico del país ha sido el mayor de la región en las últimas décadas, pero muestra una desaceleración cada vez más marcada, lo que hace aconsejable, para sustraerse de los efectos que ocasionan condiciones cíclicas adversas, ir cambiando su modelo de progreso por actividades más complejas o sofisticadas, sostiene Hausmann, director del Centro para el Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard.
Según dicho análisis, la clave para que Panamá se convierta en una potencia regional está en replicar y extender experiencias ya desarrolladas aquí mismo, como las de Panamá Pacífico y la Ciudad del Saber, partiendo del hecho cierto de que el país esté a la cabeza en las Américas en cuanto a inversión extranjera con relación a su Producto Interno Bruto (PIB).
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Lejos de restringir el ingreso de talento extranjero, debemos promoverlo con un cambio significativo de nuestra cultura para ver, en los que llegan, no competidores sino aliados en el esfuerzo común de expandir nuestra frontera de oportunidades. “Los países exitosos son los que compiten por talento”, nos recuerda Hausmann, quien también destaca que la mayoría de los profesores de su universidad, tal vez la más importante de Estados Unidos, son de afuera de este país.
Tenemos que competir por talento profesional que nos ayude a fortalecer la educación nacional con una visión transformadora y en sintonía con la hora global. Al importar cerebros o “know how”, elevamos el perfil de los profesionales panameños, lo que en la práctica aumenta los trabajos y mejora los salarios.
Que Panamá figure a la cola en las mediciones internacionales de educación, muy por debajo del promedio mundial y de la media de la región, nos habla del error de impedir que catedráticos extranjeros enseñen en nuestras universidades, mientras otros países buscan, precisamente, la importación de tal riqueza de conocimiento.
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Cuando hayamos avanzado en esta dirección, crecerán nuestros sentidos de orgullo y de pertenencia al ver cómo somos un destino buscado por hombres y mujeres talentosos de todo el mundo.
Es de anticipar que propuestas como estas encuentren resistencia en quienes optan por ver a Panamá inamovible en el tiempo. Pero el mundo cambia; así lo supo ver Belisario Porras cuando llevo nuestro país a otro escalafón al traer juristas y profesores de Centroamérica y arquitectos del Perú; al igual que, el expresidente Harmodio Arias cuando recibió profesores españoles que ayudaron a cimentar las facultades de Derecho y Medicina de la Universidad de Panamá.
La fórmula la conocemos y la hemos aplicado con éxito, como dijo Hausmann “para enfrentar su futuro, Panamá debe aprender de.... Panamá”, la nota fue firmada por Jorge Juan de la Guardia.