Reynaldo Alexis Santana, rey de la comarca indígena Naso Tjër Di de Panamá, cerca de la frontera con Costa Rica, fue condenado a 5 años de prisión por violar a una menor y ahora los líderes de ese pueblo originario debaten si destronarlo, según dijeron fuentes oficiales y locales a EFE.
Los hechos sucedieron en una localidad de la comarca Naso en 2016, cuando la víctima tenía 12 años, y tras la confesión de la menor, la madre de la misma interpuso la denuncia ante la Fiscalía de Bocas del Toro (la más cercana).
“Era familia, vivía detrás de nuestra casa. Cuando llegué de la escuela a la casa, me quité el uniforme, estaba sola y él me llamó. Confiaba en él porque era mi tío. Fui, pasó lo que pasó. Yo no quería, tenía 12 años”, declaró a EFE la víctima, ahora de 19 años.
Según señalaron hoy fuentes oficiales a EFE, un tribunal declaró culpable el pasado miércoles al líder indígena, que deberá pagar “60 meses de prisión” además de una pena accesoria que le inhabilita “para ejercer funciones públicas”.
Sin embargo, una fuente judicial explicó a EFE que el tribunal admitió la solicitud del reemplazo de pena por trabajo comunitario. La decisión la tomará el próximo 3 de agosto un juez de cumplimiento.
La víctima, originaria del pueblo Naso, dijo sentirse “mal y triste porque no se hizo justicia” a la vez que tiene “miedo” porque “no quiere ver a esa persona”. Según relata, Santana, en el trono desde 2011, “intentó” violarla hasta en tres ocasiones y la amenazaba.
“Pido que se haga justicia. El pueblo Naso es lo que yo soy, mi tradición, dialecto, costumbres ancestrales, cultura y este tipo de acción es feo y se ve mal. Nuestro rey a quien le hemos dado la confianza que dirija nuestro pueblo y ahora tenemos este hecho”, señaló por su parte el padre.
El Consejo de la Comarca Naso se reunirá este próximo lunes para definir el futuro del aún rey, según dijo a EFE el presidente del consejo indígena, Ignacio Bonilla Torres.
Torres también adelantó que Santana será llamado para “conocer su versión” y se declara “inocente”.
La Defensoría del Pueblo de Panamá publicó este viernes un comunicado en el que insta al Rey Naso “a claudicar a su trono, a fin de garantizar la protección de otros” niños, niñas y adolescentes en la comunidad, después de que fuera condenado “por el delito contra la libertad e integridad sexual en la modalidad de violación agravada contra una menor de edad”.
También pidió apelar la posible condena a tres años de trabajo comunitario y solicitó al Órgano Judicial de Panamá “a que haga una auditoría judicial del expediente”.
ÚLTIMO REY INDÍGENA DE AMÉRICA
El pueblo Naso, una de las siete etnias indígenas de Panamá junto con los Emberá, Wounaan, Guna, Ngäbe, Buglé y Bri-Bri, se organiza en una “monarquía asamblearia” liderada por un rey con una corona de plumas de águila, un trono, palacio y cetro.
El trono solía pasar de padres a hijos, pero desde hace unos años los propios súbditos son los que escogen al monarca entre los miembros de la familia real que decidan presentarse a las “elecciones” y los que además tienen la potestad para destituirle.
Reynaldo Alexis Santana, actual rey, compitió en 2011 contra un primo y un tío y se autoproclama como el “último rey indígena de América”.
“Soy el rey que más joven ha accedido al trono”, dijo a EFE en 2018.
Si Santana es finalmente destronado, Arquiteo Santana ocuparía el cargo al ser el segundo en la línea de sucesión del trono de la familia Santana, según apuntan algunos medios locales.
Los Naso se asientan en la comarca Naso Tjër Di, un territorio de aproximadamente 1,600 kilómetros entre montañas y el Teribe ubicado en la frontera con Costa Rica y cerca del Caribe panameño.
En él habitan 5,000 naso desperdigados en una veintena de aldeas aisladas en la exuberante selva de Bocas de Toro, una provincia del Caribe panameño que también hace frontera con Costa Rica.
En Panamá existen cerca de 400,000 indígenas, que representan alrededor del 11% de la población total y gran parte habitan en las cinco comarcas que actualmente tienen reconocimiento legal y autonomía propia: Emberá-Wounaan, Guna Yala, Ngäbe-Buglé, Naso Tjër Di, Madugandí y Wargandí.
Aunque el país centroamericano es uno de los que más crece de la región, la situación de los indígenas es precaria pues la pobreza afecta al 96.7% de las personas y la desnutrición crónica al 72% de los niños menores de 5 años, de acuerdo con la última encuesta oficial.