Se graduó como doctor “honoris causa”, recibió regalos de lujo, probó la sazón peruana y hasta se vistió con los trajes típicos del país andino. ¿Todo esto, sin soltar el timón del barco panameño?
De doctor a jinete
La visita del mandatario comenzó con pompa académica. La Universidad Nacional Mayor de San Marcos lo homenajeó con el título de doctor honoris causa por su trayectoria y aportes al bienestar social. Pero eso fue apenas el primer plato de la agenda.
Después, Mulino cambió el birrete por un sombrero, cuando recibió como obsequio nada más y nada menos que un caballo de paso peruano, símbolo de elegancia y tradición. Sí, le regalaron un caballo. Y como buen invitado, se puso los atuendos típicos y se metió en el personaje con estilo.
Ceviche, causa y buena compañía
La jornada no fue solo de fotos y discursos. El presidente viajó acompañado por su esposa Maricel Cohen de Mulino y el canciller Javier Martínez Acha, y juntos degustaron lo mejor de la cocina peruana. Desde ceviche hasta ají de gallina, el menú no tuvo pierde.
Hubo tiempo para la diplomacia, la cultura y hasta para compartir con autoridades peruanas, incluyendo un encuentro con la presidenta Dina Boluarte, quien le entregó las llaves de la ciudad de Lima en señal de amistad.
De vuelta al ruedo
Tras cerrar su paso por Perú con broche de oro, Mulino ya está en suelo patrio. Y como el que mucho viaja, mucho trabaja, este mismo lunes el presidente asiste a la reunión clave donde se elegirá al nuevo director del Senafront.
El viaje fue corto, pero dejó huella: una medalla, un título, un caballo y una barriga llena. Ahora, con la corbata bien puesta, Mulino vuelve al frente del gobierno… pero con un poco de sabor peruano en el paladar.