El agotamiento social es creciente, porque todos los días nos desayunamos con que el plato fuerte del país es la impunidad. El caiga quién caiga solo fue una frase hueca; porque ya no es cuento, la justicia solo es para los más débiles.
Los órganos del Estado están podridos de corrupción y uno se cubre con otro; y el descaro es cada día más evidente, porque estos señores corruptos están confiando en que la población es clientelista y seguirá dormida.
Solo para tener una recordación reciente. Casi todo el Gabinete de Martinelli terminó investigado y pocos han sido condenados. El propio exmandatario y sus hijos se burlan de las investigaciones y se exhiben como víctimas y políticos exitosos porque tienen plata y son caraduras.
Y en el presente no ha pasado nada con los escándalos de la Senniaf, ya la Contraloría refrendó el Hospital Modular para contentar al vicepresidente de la República, la vacunación clandestina de Coco del Mar la convertirán en una agüita con sal para refrendar que somos el país de la impunidad.