Jorge Arroyo comenzó su carrera como pantalonero en La Fortuna hace 40 años. Hoy, confecciona los sacos blancos que visten a los diputados electos cada nuevo quinquenio.
Encorvado frente a su máquina de coser, con una cinta métrica colgándole del cuello, Jorge Arroyo trabajaba una reciente tarde de junio en su sastrería en Bella Vista. La Fortuna, un negocio familiar fundado en 1951, tiene menos de un mes para entregar dos docenas de sacos hechos a medida para los diputados que tomarán posesión de la Asamblea Nacional el 1 de julio. Ese día, como lo hace cada cinco años desde hace más de dos décadas, Arroyo verá sus sacos blancos en la transmisión desde su casa.
“Yo nada más le digo a mi esposa, ‘Mira ve, ese traje que ves ahí se lo hice yo’”, dijo Arroyo entre risas.
Arroyo comenzó en La Fortuna como pantalonero hace 40 años, cuando el negocio aún estaba en La Central. Desde entonces, ha trabajado para figuras importantes como el presidente saliente Laurentino “Nito” Cortizo y el presidente electo José Raúl Mulino, de quienes comenta que son “clientes exigentes” y saben lo que quieren al vestir. Incluso ha confeccionado trajes para el ex-presidente cubano Raúl Castro y su guardaespaldas.
Al llegar a la sastrería, los diputados pueden elegir entre dos tipos de tela para sus sacos: un algodón blanco tradicional, que cuesta alrededor de $470, o un algodón blanco de la exclusiva casa italiana Loro Piana, con un precio de aproximadamente $700. Cada diputado es responsable de costear su traje.
Este año, por primera vez, La Fortuna ofrecerá la misma tonalidad de blanco para todos los sacos. Funcionarios de la Asamblea Nacional visitaron la sastrería para seleccionar el tono exacto, evitando así diferencias notables en la foto grupal de la toma de posesión.
Escoger la tela es solo el primer paso. El proceso de confección de un traje toma alrededor de un mes y comienza con la toma de medidas. Para los trajes oscuros, los sastres trazan el diseño con tiza blanca, pero en los trajes blancos como estos, deben evitar el uso de tiza negra para no manchar la tela.
Arroyo utiliza retazos de una tela oscura que traza con tiza blanca para los primeros cortes del traje. Estos retazos se usan para la primera prueba o entalle. “Esto es para que el sastre ya tenga una perspectiva uno a uno del cuerpo del cliente”, explicó Alberto Abadi, gerente de La Fortuna y nieto del fundador, José Abadi. Durante esta primera prueba, el cliente especifica qué tan ajustado quiere su traje y elige detalles como el número de botones y las aberturas en la parte posterior del saco.
Con las especificaciones del cliente, Arroyo transfiere los moldes oscuros a la tela blanca elegida y empieza a cortar. Luego, une las piezas con la máquina de coser. Se llama al cliente para una segunda prueba y se realizan los ajustes finales hasta que el cliente quede satisfecho.
“La meta de un traje a la medida es tomar un tejido plano, ponerlo en tres dimensiones y juntarlo con el gusto del cliente”, concluyó Abadi.
Información publicada en prensa.com por Andrea Salcedo Llaurado