La cuenca hidrográfica del río Pacora ha sufrido durante décadas la extracción de minerales no metálicos (arena), lo que se ha traducido en un serio problema en el curso medio y bajo de la cuenca. Pero ahora la degradación y deterioro de sus recursos naturales se ha extendido hacia donde nace este río, una de las pocas fuentes de aguas superficiales de la ciudad de Panamá Este.
Residentes de la comunidad de San Miguel, en el corregimiento de San Martín, están sintiendo los daños que está realizando una cantera de extracción de arena, que tiene una concesión desde 1999, pero que en el Gobierno del expresidente Juan Carlos Varela fue cerrada por presuntas irregularidades contra el medio ambiente. Sin embargo nuevamente comenzaron a operar, por lo que tiene preocupado a esta comunidad.
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El viceministro del Ministerio Comercio e Industrias, Omar Montilla y Jaime Pachales, de la Dirección Nacional de Recursos minerales, visitaron el pasado lunes 12 la zona de extracción donde los residentes del lugar indicaron que ambos funcionarios mostraron poco interés por los daños ambientales que está causando la concesión, dándole a entender a los habitantes, que han venido en esta lucha por años, que esta empresa de nombre GETHSA INTERNACIONAL, S.A. puede seguir la concesión porque el beneficio económico será mayor y tendrá un impacto social, explicaron residentes molesto a este medio.
Cuando los residentes le consultaron a los funcionario quién había otorgado nuevamente el permiso, estos respondieron que el Ministerio de Ambiente. Al respecto, los residentes indican que ninguna de las dos instituciones se quieren hacer responsable y se están tirando la pelota uno a los otros.
Los habitantes de esta comunidad indicaron molestos que de no ser escuchados, tomarán otras medidas más fuertes para que el Gobierno lo escuche.
Consecuencias en el medio y lo bajo de la cuenca
Las consecuencias de la extracción de piedra, arena y de la tala indiscriminada de los árboles a orillas del río Pacora, hoy la están sufriendo los agricultores de esta comunidad de más de 50 mil habitantes.
Desde el 2019 se sacaron las maquinarias de extracción del río Pacora, pero la concesión salvaje sigue vigente hasta el 2023.
Pero lo más triste es que ahora a nivel local las autoridades ejecutan las mismas prácticas contra el río, pero en la madrugada para que los residentes no se den cuenta. A lo largo y ancho el río se ha visto afectado. No hay un lugar donde no se haya extraído arena y piedra.
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Este daño ambiental irreversible comienza desde Alto de Pacora, Cerro Azul, donde comienza el río hasta la playa donde termina. Son 15 las fincas que se están viendo afectadas y unos 65 agricultores que han perdido entre una y 5 hectáreas debido a que como quitaron los árboles a las orillas del río, el suelo ha quedado debilitado y se han venido dando derrumbes con las crecidas en los últimos meses.
También hicieron que el río perdiera su curso y ahora al momento que llueve el caudal de agua rompe por todos lados afectando los terrenos, ya que en el sector de “Los Mandigo”, producto de la extracción ilegal, se formaron más de 12 lagos que están perjudicando la ruta del río. Antes estas personas vivían de la siembra de papaya, plátanos, yuca, guandú, maíz y limón, entre otros, y ahora su subsistencia se ve amenazada.
José Garrido, de 69 años de edad, es uno de los afectados. Este hombre que toda la vida ha vivido en Pacora, dijo que ha perdido hectárea y media de tierra por la erupción del suelo ante la extracción de piedra y arena.
Rosa Elia Jiménez, es otra víctima. Ella heredó el negocio de su padre, que existe hace más de 40 años, el jardín “Brisas del Río”, que hoy está punto de caerse producto de las grietas del terreno. Este es su único sustento y lastimosamente nadie puede ir a este local, ya que el Sistema Nacional de Protección Civil prohibió la asistencia de personas porque corre el peligro de derrumbarse en cualquier momento.
Historias como estas hay muchas y las denuncias han llegado hasta la Fiscalía Tercera de Ambiente desde el 2018, pero no pasa nada. lo que piden Los moradores del lugar exigen una indemnización para todos los que de manera indirecta y directa se han visto afectados. También piden que se reforeste el río a lo largo y ancho.
La pregunta que todos se hacen es: ¿Quién pagará por todos los daños?