Hoy se cumplen los primeros 100 días del año 2023 y el tiempo, que es como una cola de tiburón, siempre es bueno para precisar lo alcanzado y lo que queda en el camino.
El tiempo no se detiene y por ello solo queda el trabajo por delante.
En Panamá estos primeros 100 días nos han dejado un país que pudo contener la pandemia de la covid-19, la mascarilla ya no es la prenda obligatoria, pero el 2023 sigue a media máquina en materia de recuperación económica y de empleos.
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En materia pública el desastre se acentúa y con las contiendas políticas internas de los partidos lo que se avecina no parece ser alentador.
Tenemos un país con los mismos males de hace años: corrupción galopante, desigualdad, falta de agua, escuelas públicas dañadas, basura por todos lados, huecos en las calles a tutiplén y un clientelismo y juega vivo que nos están matando.
Las cosas no van a cambiar por arte de magia, les toca a los ciudadanos fiscalizar y exigir respuestas y a la nueva generación involucrarse para aportar, de lo contrario, los sátrapas de la política nos dejarán sin país.