Han pasado más de dos mil años, pero la realidad parece la misma. ¿Jesús o Barrabás?
Y es que nuestra sociedad, muchas veces manipulada e influenciada, tiene que decidir entre los corruptos (Barrabás) y los que intentan liderar con honestidad, pese a las imperfecciones humanas.
Para sorpresa de muchos, en aquella época la población le pidió a Pilato que soltara a Barrabás y condenara a muerte de cruz a Jesús y la historia es conocida.
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Ese mismo pasaje tiene vigencia hoy entre nosotros porque hay jueces y magistrados corruptos como Pilato, una masa indolente que prefiere al corrupto que robó pero hizo y un pequeño grupo que se resiste y hace la pelea para que Panamá no sea un Estado fallido.
Estas celebraciones, más allá de su corte religioso, también tienen lecciones humanas y políticas porque este país no puede quedar en manos de ladrones y bandidos que tienen como héroe a Barrabás, sino que se debe imponer la certeza del castigo para que nadie esté por encima de la ley.