Amenazado sigue el periodismo panameño. Pero casi nunca ha sido diferente.
Solo este miércoles un diputado grosero y violento atacaba verbalmente a una reportera de La Prensa porque ella denuncia sus triquiñuelas y no le hace relaciones públicas a él ni a su combo.
Ni qué decir del resto de los copartidarios. A cada instante usan su inmunidad para atacar a los comunicadores independientes.
Estas acciones y muchas otras como el secuestro contra La Prensa y Mi Diario, promovido por un expresidente, nos dan pocas razones para celebrar en un mundo donde la superficialidad de las redes sociales y la covid-19 han obligado al periodismo a transformarse.
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Deben saber los diputados y el resto de jinetes de la corrupción criolla, que hoy que recordamos la muerte del “Cisne Negro”, Gaspar Octavio Hernández, el periodismo honesto y comprometido con la democracia no lo podrán quebrar ni con demandas ni secuestros porque los periodistas panameños, principalmente los de Corprensa, estarán siempre de pie como una lámpara de sol.