El Gobierno de Laurentino Cortizo está cosechando lo que sembró al ser indolente con un pueblo que ya venía agobiado desde que asumió el cargo en julio del 2019.
Sin imaginar lo que vendría meses más adelante, una vez llegaron al poder comenzaron a despedir funcionarios y a nombrar a sus adeptos con salarios más elevados.
Llegó la pandemia y, aunque se establecieron programas sociales de ayuda, el despilfarro y un casi nulo sacrificio fueron la tónica por parte de los distintos Órganos del Estado.
Es por ello que ante la nueva calamidad que afecta a la población, las respuestas casi forzadas y trasnochadas que aplica el Gobierno de Cortizo le parecen insuficientes a muchos sectores que protestan.
Y vaya que lo son, porque nuestras autoridades no se pueden limitar a aplicar paliativos que, a fin de cuentas, terminaremos pagando los ciudadanos y nuestros hijos con impuestos. Es imperativo que el actual Gobierno aplique una estricta política de austeridad y manejo eficiente de los limitados recursos, como se ha negado a hacerlo desde que asumió.