La corrupción no emite facturas ni deja recibos, decía el maestro Winston Robles, y por eso La Prensa ha sido siempre una piedra en el zapato para los corruptos.
Durante 40 años, La Prensa ha sido el medio más independiente del país y, por ello, no es de extrañar que expresidentes como Pérez Balladares y Ricardo Martinelli quieran cerrarla por medio de secuestros y demandas civiles millonarias. Ellos saben que atacar el patrimonio de Corprensa es la única forma de debilitarnos, porque La Prensa es la voz que nunca calla.
La corrupción ha sido siempre el cordón umbilical que une a los bribones, que están por todos lados, viendo cómo se llevan por los cachos los fondos de todos los panameños, sin importar si acaban con la institucionalidad del país.
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Lo que deben saber estos barones de la trampa es que La Prensa y Mi Diario nunca serán como el capitán Nemo, porque nunca estaremos bajo el agua ni esconderemos la cabeza cuando se trate de defender la madre de todas las libertades, como son la libertad de expresión y la libertad de prensa. ¡No nos callarán!