En el barrio todo el mundo se conoce y sabe quién es quién.
Ese es uno de los códigos del gueto y con la detención del capo “Zequi”, la exfuncionaria del Ministerio de Gobierno (la que prevenía delitos) y la popular “Caridad Kanelón” en el exclusivo residencial de Santa María, no se puede tapar el sol con un dedo.
Es solo una muestra de cómo nuestra sociedad y los partidos políticos están salpicados por el crimen organizado, pero la justicia no hace su trabajo.
Ahí están fotografiados muertos de la risa porque saben que la justicia no los alcanza y la extinción de dominio mucho menos.
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Estos señores tienen padrinos políticos, empresas, cuentas bancarias (hasta $500 mil), abogados influyentes. Es decir, forman parte de la estructura que exministros y hasta expresidentes han denunciado sobre la narcopolítica, pero no pasa nada.
Lo que es peor, muchos aparecerán en las papeletas de los partidos en el 2024 y hasta brincan en tarimas con precandidatos presidenciales que por mantener o llegar al poder son capaces de arruinar el país y entregarle el alma al diablo, si es que tienen todavía un pedacito de esta.


