La decisión de la jueza liquidadora Baloisa Marquínez da esperanzas porque a pesar de los obstáculos y de seguro las presiones, la funcionaria se atrevió llamar a juicio a más de 30 acusados por blanqueo de capitales por el escándalo de Odebrecht en Panamá.
La jueza en poco tiempo comunicó su decisión, públicamente se ha comportado con firmeza sin dejarse amedrentar y con sorpresa va a permitir que haya juicio por los sobornos de Odebrecht hacia altas figuras con poder político y económico.
Sin querer adelantarnos y aventurarnos, lo que la justicia nuestra necesita, no son magistradas que bailen en fiestas privadas ni nombren a perredistas en corporaciones electorales decisivas, sino administradores que cumplan con la Constitución y la ley.
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Pero mientras una jueza común y corriente trata de buscar justicia contra viento y marea al Pleno de la Corte llegará una nueva magistrada que ni siquiera una comisión evaluadora le dio más de dos puntos como aspirante al cargo, pero fue ratificada de forma abreviada en la Asamblea Nacional y entra a la Sala Penal por la puerta de la cocina para hacer mayoría con otras dos magistradas nombradas por “Gaby” y “Nito”. ¡Sorpresa!.