La corrupción ha hecho que el mundo sea más peligroso y Panamá no escapa de esta realidad. Acá el combate a la corrupción solo lo usan los políticos para la campaña con buenos eslóganes.
Y de esos hemos tenido bastante, desde “cero corrupción”, “permitido meter la pata, pero no la mano” y “prohibido robar”, entre otros, pero la realidad es que seguimos siendo un país poco transparente. Y lo peor es que de la corrupción privada casi nadie habla.
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No hay duda de que el tema de la corrupción será vital en las elecciones del 2024, tanto como la falta de empleos, comida cara, reactivación económica y ojalá los ciudadanos lo tengan presente porque esto no es intangible, sino que cada vez que los políticos o empresarios atracan los fondos públicos, hay menos recursos para invertir en seguridad, educación, salud y otros, y por ello no puede tomarse a la ligera que Panamá sigue fracasando en el combate de este cáncer que se esparce por todo el país.
Le toca al sistema judicial fijar las sanciones a los corruptos sin miedo y al Legislativo y Ejecutivo avanzar en la política de transparencia. ¿Qué esperan?