Por nada del mundo la quema de droga debe afectar el medio ambiente, pero para que este proceso se efectúe Panamá gasta de su presupuesto miles de dólares en equipos, personal y operativos para decomisar los ilícitos y procesar a los responsables.
Pero resulta que por burocracia e incapacidad ha tenido que mandar de forma legal toneladas de drogas hacia Estados Unidos porque las autoridades centrales y del Ministerio Público no tienen la capacidad para la disposición final de la droga.
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Desde la vuelta a la democracia en 1990, Panamá ha tenido problemas con los incineradores y hasta ha quemado a cielo abierto la droga porque a pesar de los recursos existentes las autoridades no hacen la debida diligencia para que estos funcionen y no se deterioren. ¡Siempre es el mismo cuento!
Ahora se hace el ridículo nacional e internacional de tener que enviar la droga decomisada de forma legal hacia EE.UU. lo que evidencia que solo somos recolectores de la maldita mercancía, que solo nos deja violencia y víctimas en nuestro territorio sin ningún tipo de previsión o estrategia.