La población y el sistema de salud enfrentan otro reto, como son los casos recientes de viruela símica en Panamá, de los que ya van cuatro, y de seguro seguirán creciendo, pero nadie debe alarmarse.
Lo primero que debe tenerse claro es que hasta ahora la viruela símica no es una enfermedad de transmisión sexual y a pesar de que los cuatro afectados locales son hombres, no debe estigmatizarse a ningún grupo de la población.
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Hay que tener presente que debemos convivir con la viruela símica, que hasta ahora se transmite por medio de los animales infectados o contaminados con material del virus (monos, roedores) hacia los humanos y por contacto estrecho entre los humanos (principalmente por los fluidos y contactos con la piel).
Le corresponde al Ministerio de Salud mantener informada a la población y no solo mandar comunicados para confirmar los casos. Deben educar, prevenir y, sobre todo, derribar los mitos con información fundamentada y científica, porque la población mundial vive con la viruela símica desde 1970, cuando apareció en la República Democrática del Congo, y hay vacunas para enfrentar su propagación y letalidad.