El mundo se puso “patas para arriba”. Resulta que los pilotos se quedaron sin trabajo, pero los jornaleros, con menos uniformes e ingresos, siguen produciendo comida y no se dan abasto.
Los artistas deben conformarse con aplausos virtuales, y eso de pagarles para que sean divos se derrumbba paso a paso. Es decir, la pandemia cambió el mundo y otros dicen que lo está limpiando. El impacto es por todas partes.
Ahora los hombres hacen supermercado como corderitos y muchas mujeres están salvando vidas en los hospitales y hasta en la calle como policías. El golpe a la diversidad, a lo loco y raro, es como un portazo en la cara. O cambiamos nuestras conductas cotidianas o simplemente nos cambia la vida o el virus.
Ojalá la ventana de la oportunidad sea posible ahora. Necesitamos un Panamá más verde, digno, igualitario, y hoy que se celebra el Día de la Tierra es una buena razón para remarcar esa imperiosa necesidad, porque ya sabemos que como especie somos frágiles y que nos pueden borrar con un estornudo.