Dice un adagio popular que para decir mentiras y comer pescado hay que tener mucho cuidado. Pero parece que “Gaby” Carrizo, ministro de la Presidencia, no lo tiene o cree que la mayoría de los panameños somos unos morones.
Es curioso, que este funcionario, con menos de dos años de gestión pública, quien además es vicepresidente de la República, descrito solo por “Nito” Cortizo, como “honesto y leal”, no tenga ninguna credibilidad y cada vez que intenta rendir cuentas, lo que genera son dudas, rechazo y críticas a montón.
Resulta que por más que mencione a Dios y a la Virgen en su informe, que pague suplementos de rendición de cuentas en algunos periódicos (menos en Mi Diario), se gaste más de 70 mil dólares en una auditoría privada y que mande a su subalterno a defenderlo a la televisión, los cuestionamientos hacia el Informe de Rendición de Cuentas de la Presidencia del 2020 son mayúsculos y preocupantes.
Señor Carrizo, la transparencia no se compra ni se inventa, se demuestra con hechos y sobre la planilla de la Presidencia, el hospital modular, el alquiler de autos de lujo, los ventiladores, hay muchos nubarrones, que no dejarán de perseguirlo, a pesar de que usted baile en Atlapa impunemente en medio de una pandemia o haga “show” políticos en la Asamblea.

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