Lo que pasa en el vertedero de Cerro Patacón y su impacto en la salud de los ciudadanos de la capital es verdaderamente grave. No se pueden negar las iniciativas gubernamentales para atender la crisis desatada en ese lugar por múltiples razones, pero sin dudas la respuesta de las autoridades responsables son insuficientes.
Retirar a la empresa encargada de administrar el principal vertedero del país era un primer paso impostergable; acometer con fuerza tomando el control y haciendo las inversiones necesarias para la sostenibilidad a corto plazo de la instalación er lo que seguía.
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No obstante, lo que viene ocurriendo desde que Cerro Patacón pasó a manos de la Autoridad de Aseo Urbano y Domiciliario (AAUD) nos demuestra que nunca hubo una programación, que la institución no está preparada para tan grande reto y que se está improvisando.
Todo ello mientras que la población capitalina se intoxica con los gases que por simple química se generan allí, además de los causados por los continuos incendios que los encargados del botadero no son capaces de prevenir.