La transparencia no puede ser solo un eslogan de campaña o parte de un discurso para conseguir votos.
La falta de transparencia ha sido la peste de todos los gobiernos tras el retorno de la democracia. Uno tras otro han fallado y para el actual, con apenas nueve meses, este tema parece ser como una piedra en un zapato apretado.
Todos estamos esperando que el Ministerio Público actúe y se haga realidad aquello de que los fondos públicos son sagrados y nadie está por encima de la ley.
La oportunidad la tienen en bandeja de plata. Investiguen la compra de los ventiladores con sobrecostos, porque esto no puede quedarse en la renuncia de un viceministro o en quitarle al Ministerio de la Presidencia la posibilidad de hacer las compras en esta pandemia.
No se trata de quitarle el queso al ratón, sino de marcar un precedente para que nadie, por más cargo, apellido o cercanía que tenga con el presidente, crea que puede meterle mano a los fondos públicos. Atrévanse a darle un golpe a los corruptos, porque sospechas hay y muchas tocan las puertas de la Presidencia.