Dos imputados centrales del caso New Business, en el que se investiga si se cometió el delito de blanqueo de capitales en la compra en 2010 de Editora Panamá América, S.A. (Epasa) con fondos presuntamente provenientes del Estado, han hecho lo imposible para no estar en el estrado de la jueza Baloísa Marquínez.
Se trata del expresidente de la República Ricardo Martinelli Berrocal (2009-2014) y el empresario David Ochy Diez, quien en 2010 cuando se recogieron los fondos para compararle Epasa a la familia Arias era uno de los principales contratistas del Estado.
Una de las movidas que hizo Martinelli, dueño del partido Realizando Metas (RM), se dio el 21 de noviembre de 2022 cuando cuando a través de la junta directiva del partido que él preside trazó su calendario electoral, cuya elección para escoger el candidato presidencial será este domingo 4 de junio. Lo hizo después que la jueza Marquínez definiera, en octubre de 2022, la fechas de las audiencias.
Y antes se había metido sin éxito en una batalla legal para garantizarse fuero electoral penal que llegó al pleno del Tribunal Electoral y a la misma Corte Suprema de Justicia. Ese es el tamaño de su miedo. Luego, con argucias legales logró tumbar la primera fecha de audiencia fijada por Marquínez para el 17 abril de 2023 y finalmente, intentó, nuevamente sin éxito, tumbar el juicio que arrancó el 23 de mayo.
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Eso sí, logró que un médico le firmara una incapacidad para no estar presente en la audiencia y contrató a un tinterillo que había tenido una relación con la jueza para dar uno de sus acostumbrados golpes bajos.
Paralelamente, había postulado como su “adversario” a las primarias del 4 de junio Ochy Diez. Y justamente uno de los abogados de la audiencia intentó tumbar toda la audiencia alegando que este último tiene fuero electoral penal. Nadie ha visto Ochy Diez buscando votos para esas primarias. Lo que hemos sabido de él es que Gaby Btesh, un comerciante que era considerado miembro del círculo cero de Martinelli en 2010, confesó al Ministerio Público que recibió fondos de David Ochy Diez, uno de los propietarios de la empresa TCT, para gestionar la compra de Epasa.
Así, el país es testigo de un espectáculo transmitido en directo en televisión nacional nunca antes visto en donde ha quedado al desnudo, una vez más, la podredumbre de empresarios, abogados, medios de comunicación, médicos, funcionarios y políticos. La mafia con su gran poder corruptor nunca lo pudo hacer mejor.