Van tres meses desde que una niña panameña que salía de su casa rumbo a la escuela desapareció, aparentemente sin dejar huella alguna. Los adelantos que han hecho las autoridades que llevan las experticias judiciales dan cuenta de que no hay mayores indicios de qué pudo pasarle a Aderlyn Llerena y quién sería la persona responsable de su desaparición.
Este caso nos habla de la vurnerabilidad permanente que tienen los niños en nuestro país. Y si bien es cierto que estamos lejos de lo que ocurre en otras latitudes, en Panamá no deberíamos dormir tranquilos si uno solo de nuestros pequeños está en situación de vulnerabilidad.
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No se pueden dejar de mencionar las iniciativas que se han planteado recientemente para proteger mejor a nuestros niños y adolescentes, pero estas estrategias deben ser más articuladas y coherentes y acompañadas de los recursos económicos necesarios para su implementación.
El Estado panameño debe garantizar la seguridad de todos, pero en especial de los más vulnerables.