El Gobierno comienza a cosechar lo que ha sembrado en más de un año.
Solo hay que recordar que decían que nadie estaba por encima de la ley, que los recursos públicos eran sagrados, que se iba a transformar el país, porque, según ellos, había una década perdida. Pero el desgaste y descontento es mayúsculo.
Resulta que el presidente arma un diálogo dizque para cerrar brechas, pero premia a su copartidario y crea 11 nuevos corregimientos en Bocas del Toro, que garantizan la reelección de un diputado cuestionado e investigado. ¿Quién le va a creer, señor presidente?
El ministro de Salud se quita la mascarilla para hablarle de frente a la población por televisión, pero no les paga a tiempo a los doctores y enfermeras que claman por insumos y equipos, y está entretenido en garantizar el triunfo de sus amigos en el Comité Olímpico de Panamá. ¡Deje el teatro!
Ahora que las cosas están mal en casi todo, salud, empleos, economía, educación, el Gobierno necesita respaldo, pero no lo tiene porque dice una cosa y hace otra.
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— Mi Diario Panamá (@MiDiarioPanama) December 9, 2020
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