El camino a las elecciones 2024 está en marcha y aunque nada es definitivo, porque en política no hay sorpresas, sino sorprendidos, ya los precandidatos presidenciales comienzan a visitar los barrios y tratan de posicionarse en las redes sociales y los medios tradicionales.
Como en Panamá se habla de cambio todos los días, pero no se hace nada concreto para lograrlo, los políticos tienen que hablar de los mismos problemas de las campañas pasadas, porque casi nada ha cambiado.
La corrupción sigue galopante, la CSS está al borde de la quiebra, no hay empleos formales y la gente compra casas como puede, pero no tiene agua potable ni le recogen la basura. Es decir, para ver esta realidad los precandidatos no tienen que hacer mucho esfuerzo.
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Y aunque no se sabe quiénes correrán finalmente, hay dos expresidentes que quieren volver, tres ex candidatos presidenciales que buscan intentarlo otra vez y tres independientes que parecen más de lo mismo.
Es decir, la oferta política de Panamá es pobre en general y refleja la falta de liderazgo y propuestas revolucionarias para solucionar problemas claves como la educación pública, inseguridad e inequidad.
