Hoy se celebra el Día Mundial de la Libertad de Prensa y en nuestro país hay poco que festejar porque las amenazas son cada vez más crecientes, como la que busca desnaturalizar la ley que establece el derecho a réplica, imponer más multas, las demandas civiles desproporcionadas, las querellas penales, los intentos de secuestros y todo lo que puedan hacer para acorralar y despretigiar a los medios independientes.
Las tácticas no son nuevas, sino permanentes. Por eso la lucha por la libertad de prensa es diaria y nunca está garantizada.
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La libertad de prensa es esencial para la realización del pleno y efectivo ejercicio de la libertad de expresión e instrumento indispensable para el funcionamiento de la democracia representativa, mediante la cual los ciudadanos ejercen su derecho a recibir, difundir y buscar información, precisa la Declaración de Principios sobre la Libertad de Expresión de la Relatoría Especial de la CIDH de la OEA y vale la pena recordarlo y tomar nota.
Sobre este derecho fundamental no hay concesiones que hacer, porque es mejor siempre una prensa desbordada que una amordazada.