Los políticos saben que 1.6 millones de panameños están inscritos en partidos y en un país pequeño esto es significativo. Pero curiosamente ya más de un millón de ciudadanos le han dado su firma a los candidatos por la libre postulación que desafían a estas estructuras partidarias.
Hay un país polarizado. Y el mensaje parece claro.
Por un lado, hay un vacío de liderazgo en los partidos tradicionales y, por el otro lado, un puñado de independientes tratando de construir una oferta electoral que los distinga de los oportunistas de siempre, que solo quieren llegar al poder para que nada cambie.
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Ya nadie habla de un cambio constitucional, de una reforma judicial, de una Asamblea Nacional más chica, de una segunda vuelta electoral ni se diga topes en las campañas y prohibición de la reelección para todos los cargos, entre otros.
Es decir, nadie propone desmantelar el sistema político que está en crisis ni darle oportunidad a todos los sectores sociales para que, entre todos, se cuiden los recursos y se usen los fondos para combatir la pobreza y darle oportunidad a los excluidos. ¿Quién lo hará, los partidos o los independientes?