La próxima vez que alguien comente las causas de por qué Panamá es uno de los países más desiguales del mundo, seguramente el escándalo del Ifarhu y cómo se asignan los programas de becas sea una referencia.
Lo revelado en los últimos días es suficiente material para indignar a la ciudadanía, sobre todo cuando hemos sido testigos de cuántos estudiantes no reciben sus clases con las condiciones mínimas, en contraposición con los hijos de privilegiados políticos que van a estudiar al extranjero con recursos que bien podrían ser asignados a áreas con muchas necesidades.
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Es de esperar que en los próximos días las autoridades del Ifarhu saldrán a la palestra dando todas las justificaciones posibles, porque hasta para abusar de los recursos del Estado se preparan bien.
Ningún político o ciudadano con solvencia económica debería optar por una ayuda financiera como las que otorga el Ifarhu, si esta entidad no está en capacidad de apoyar a todo estudiante panameño humilde que por méritos debiera contar con una beca. No sigamos profundizando la brecha de la inequidad social.