Por estos días uno de los temas que ha dado mucho que hablar en el ámbito internacional y local fue el lamentable y casi criminal episodio del Dalai Lama con un niño en la India.
La acción, reprochable desde cualquier punto de vista, ha generado en algunos foros de discusión un válido debate de hasta dónde deben llegar las muestras afectivas hacia un niño o menor de edad.
En nuestro país es doloroso el número de casos que se conocen a diario de menores víctimas de agresiones sexuales, muchas de ellas generadas en ambientes familiares y que de seguro se iniciaron como muestras inocentes de afecto.
De allí la importancia de formar integralmente a los más pequeños del hogar sobre el cuidado de su cuerpo para que este identifique y dé a conocer cuando pudiera estar sufriendo alguna vulneración.
Los abusos sexuales también pudieran estar camuflados como “muestras de cariño” y la forma de frenar estas conductas es alertando a las potenciales víctimas para que las conozcan y denuncien.