Casi un millón de panameños vive en pobreza general y más de medio millón en pobreza extrema y la mayoría de esos hambrientos y excluidos (90 %) están en las áreas indígenas. Es decir, este país, que es una tripita de tierra, sabe dónde están los necesitados porque lo que nos ha sobrado con el paso de los años han sido diagnósticos, estudios, diálogos y propuestas para enfrentar la pobreza y la desigualdad, pero han faltado las acciones.
Por ello, es curioso que el Plan Colmena del “GobierNito”, que busca priorizar la atención social en 12 áreas pobres del país, haya pasado de un Decreto Ejecutivo a una Ley de la República. De seguro deben saber que la pobreza no se elimina con una ley ni con propaganda política.
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Lo que se espera es que los recursos (de todos los panameños) y las acciones que se vayan a emplear en el Plan Colmena sean transparentes y sin politiquería porque las autoridades deben tener claro que un buen paso para que nadie se quede atrás, como les gusta mencionar, es primero acabar con las colmenas de corrupción que hay en este país.